martes, 12 de enero de 2010

La Ruina Eterna (2)


Tras largos minutos en una bizarra combinación de grotescos sonidos y distorsionadas imágenes el proyector formó de nuevo algo coherente, al menos para algún animal con mayor raciocinio que el inesperado espectador.

- “Este es un comunicado de alerta. Se ha detectado que en las últimas horas todos los hielos han comenzado a hundirse. Según fuentes cercanas al servicio de inteligencia relacionan el efecto a una fuga de partículas y radiación extraña de un proyecto de investigación del CERN. En directo establecemos conexión con Hrafnkell Gunnhildur, físico de partículas del instituto de investigación elemental de Vest-Agder en Noruega” -

- “Nos encontramos frente a una situación peligrosa. Las consecuencias pueden ser terribles para todo el planeta. La estructura del agua se ha visto alterada y, en consecuencia se ha unido a diversas partículas de cuya naturaleza no somos conocedores por completo. Este hecho ha modificado la densidad del agua en su estado sólido, recortando los enlaces de hidrógeno y volviendo al hielo más denso. Como primera catástrofe tenemos el hundimiento de los polos que elevará en enorme medida el nivel del mar” -

- “Entonces, ¿estamos hablando del fin del mundo?” -

- “Bueno, es pronto para emitir un juicio de ese nivel. Las predicciones no son nada buenas. De momento ciñámonos a los hechos. Aparte del hundimiento de todas las masas de hielo de la Tierra, el punto de fusión y ebullición del agua también se han alterado, de forma que tendremos agua sólida hasta los quince grados centígrados y agua líquida tan sólo hasta los cincuenta. Esto provocará que aumenten las precipitaciones y las nevadas agravando aún más el aumento del nivel del mar. Además se cortarán las corrientes naturales del Atlántico propiciando una nueva era helada. Se recomienda a la población emigrar a zonas lo más elevadas posibles” -

A partir de este momento se sucedieron varias imágenes borrosas. Procedentes del aparato se oían ensordecedores gritos de desesperación seguidos de un abisal silencio. Una nublada imagen mostraba una imperiosa nevada y varias figuras humanoides desapareciendo bajo el agua. Sin duda el paraíso terrenal del desgraciado animal, que sentía como las fuerzas lo abandonaban sin esperanza de poder volver al océano. Tras un chasquido otra figura asomó por el aparato. Nada sorprendido de este hecho, el animal contempló, de nuevo, otra imagen parlante que surgía del aire.

- “Aquí Johann Müller. No se si alguien escuchará esto algún día. Ni siquiera estoy seguro de que quede alguien más con vida. Acabo de encontrar este aparato y, tras cacharrear un poco con él he logrado activarlo para grabar mensajes. No se cuanto tiempo me queda hasta que el agua llegue hasta este nivel. Al parecer, ni siquiera los altos rascacielos podrán contener este aluvión. La idea del doctor Kölinsher de huir a las montañas no fue tan genialmente evidente como propusieron algunos. Según tengo entendido el enfriamiento global ha convertido a toda la tierra por encima de los mil metros en un desierto helado, con un frío extremo. Además, a esa altura la nieve y el hielo son permanentes. Resumiendo, las montañas no son un lugar viable para subsistir. De momento me encuentro a quinientos metros de altura y la temperatura desciende ya a los cincuenta grados bajo cero. Las provisiones escasean y mis dos únicos acompañantes han caído presas de la hipotermia debido a un accidental encontronazo con una gélida masa de agua. Dado que la temperatura es terriblemente baja me encuentro ante una curiosa anécdota, puesto que mi mayor escasez es precisamente el agua potable y en estado líquido. De momento seguiré subiendo los diferentes pisos de este edificio y rezaré por que el agua no llegue hasta la azotea. Siento abandonar los cuerpos de mis compañeros pero hace rato ya que se fueron de este mundo. Corto y cierro” -


Apenas unos segundos más tarde se activaba de nuevo el proyector. Se trataba de la misma figura de antes pero en un lugar distinto. Alrededor suyo ya no había enormes paredes de hormigón sino un enrabietado cielo que descargaba sin cesar una interminable y a la vez hermosa nevada.

- “Aquí Johann Müller de nuevo. Tras llegar a la azotea mis terribles predicciones se hicieron patentes. Más abajo mi vista no alcanza a ver más que agua. Además una intensa nevada reina todo el paisaje. En el último piso me encontré con varias personas que hacía tiempo habían perecido con claros síntomas de congelamiento. Me encuentro solo. En estos momentos me planteo muchas preguntas. No soy precisamente un estudioso de la ciencia pero no por ello no me asaltan dudas. ¿Cómo pudimos llegar a esta situación?. Al principio no eran más que advertencias por televisor del peligro que suponía la presente situación. Nadie se tomó en serio las terribles predicciones. Me acuerdo ver a mis hijos jugando con los hielos que se formaban cada vez más habitualmente. Incluso las primeras nevadas se recibieron de buen gusto. Hasta la llegada del primer Tsunami la gente no comprendió que esto era el fin. Es curioso, desde mi punto de vista, privilegiado desde lo alto de este rascacielos, la muerte tiene un hermoso aspecto. Los copos de nieve hundiéndose en el agua, la cual ocupa todo lo que alcanza mi visión. El fluido vital y, por lo visto, también mortal, centellea con un elegante destello reflejando la luz que se filtra entre las nubes plagadas de nieve. Hace tiempo contemplé un pequeño calamar impulsándose por las gélidas aguas. Me pregunto si la vida marina subsistirá. ¿Será este el final para todos, o solo para los habitantes de la superficie?. Sin duda un humilde final para la gloriosa y pretenciosa humanidad. Tan solo quedarán ruinas submarinas, o con suerte, asomarán algunas antenas de las torres más altas o los últimos pisos de los rascacielos más prominentes. Han pasado ya tres semanas desde que abandonamos el grupo principal para entrar en este edificio. Y desde hace cinco días estoy completamente solo. Desolado, sin ningún Dios al que rezar, ningún hombro amigo al que acercarme. Me remitiré a disfrutar de este glorioso momento. Abrazaré las heladas caricias de la cercana muerte. Me hundiré en las gélidas aguas del olvido. Desde el grandioso edificio Hypo-Haus de Munich se despide de este mundo Johann Müller, esperando no ser el último hombre vivo. 'Bis bald Menschheit'.” -


Tras esto, el aparato crepitó y después de desprender un mortecino gas negruzco se apagó para no volver a encenderse nunca más.
Johann Müller, las extrañas figuras ataviadas con batas, los curiosos especímenes reunidos en torno a una mesa; todos ellos, que habían acompañado al asustado animal durante los momentos más espeluznantes de su vida, dejaron sitio a un silencio que lo dominaba todo. Apenas alguna ola rompiendo suavemente perturbaba la reinante paz. 
 
El inmenso océano era lo último que quedaba de la grandiosidad de la Tierra. Toda la humanidad había sido engullida por la ruina eterna. El último testigo de su magnificencia era un humilde cefalópodo condenado hacía horas a una agonizante muerte en un islote que, para él, carecía completamente de interés.

Al igual que hiciera Johann Müller tiempo atrás, el animal, erguido de orgullo y ya sin miedo a la muerte encontró su final.




THE END

3 comentarios:

  1. el pulpo debería vivir xD Por lo demás, buen relato, me ha gustao.

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  2. brutal jaja, creo que ésto debería salir en la gran pantalla y la gente se daría cuenta de que no es para tomárselo a coñas jaja miento se que no se darian cuenta o pasarían de ello, pero almenos me parece muy buena la historia.

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